Este proyecto surge en respuesta al planteamiento de un futuro distópico, en el cuál las empresas son obligadas a adaptarse a las nuevas condiciones. Entre esas la Nacional de Chocolates, que vuelve a surgir haciendo uso de únicamente los recursos que tiene a la mano, replanteando su estética y transformándola con base a la cultura popular.
La tipografía y todas las piezas gráficas fueron hechas a mano con la técnica de serigrafía.
El resultado de este proyecto se aleja a lo que es actualmente la compañía, pero abre un espectro de posibilidades nuevas que solo resultan a partir de planteamientos y restricciones que son guiadas por este futuro ficticio.